Frases de Risto Mejide

Frases de Risto Mejide

Nacido en Barcelona, el 29 de noviembre de 1974, Risto Mejide es una figura pública de los medios de comunicación españoles. Caracterizado por ser un hombre polémico gracias a sus comentarios directos y que van siempre al grano, sin importar que la otra parte se vea afectada o no. Esa misma personalidad que lo caracteriza le ha otorgado un puesto importante bajo el foco del entretenimiento, logrando destacar primero como el jurado en Operación Triunfo en 2006, luego como jurado del programa Got Talent España, y después como presentador de los programas Chester y Todo es mentira.

Con Risto Mejide siempre estamos al borde de nuestros asientos y a la expectativa de lo que dirá próximamente, pero hemos podido juntar alguna de sus mejores frases de Risto Mejide en el artículo que encontrarás a continuación en Frasess.net; reflexiones, frases sobre el amor y fragmentos de su libro "El sentimiento negativo". ¿Conocías alguna de estas frases?

Reflexiones de Risto Mejide

Abrimos nuestra lista con las mejores reflexiones de Risto Mejide, porque sabemos que este polémico presentador de televisión siempre tiene mucho qué decir. ¿Qué te parecen sus reflexiones?

Abandonar un sueño es como morirse por fascículos. Con la diferencia de que esta colección no la acabas tú, sino que probablemente sea ella la que acabe contigo.
Cuando alguien es nombrado jefe, encargado o supervisor de algo, le sobreviene automáticamente un ataque de estupidez directamente proporcional al número resultante de multiplicar su aumento de sueldo con la cantidad de palabras nuevas en la definición de su cargo.

Esta reflexión de Risto Mejide es muy cierta y la vemos a menudo en el entorno laboral, empresarial y hasta con nuestros propios amigos.

Hay que destacar la importancia de mantenernos siempre fieles a nosotros mismos, sin importar qué cargo desempeñemos. Y si quieres leer frases parecidas, no te pierdas esta otra selección de Frases de liderazgo.

Creer firmemente en que nada dura… te ayuda a hacer que las cosas acaben durando.
He perdido el tiempo. Que alguien me ayude, porque no sé dónde lo dejé.
Si nadie se molesta por lo que dices es que no has dicho absolutamente nada.
¿Hay alguien más que se le haya muerto el perro, el canario, o un abuelo, y quiere dejar la Academia? Ahí afuera hay mucha gente currando a la que se les mueren familiares pero no abandonan su trabajo.
Crecer es aprender a despedirse.
Las grandes lecciones son las que llegan en los peores momentos.

Florecer ante la adversidad es un factor clave para avanzar en nuestro crecimiento personal, y Risto Mejide lo sabe muy bien. Sin duda, esta es una frase de adversidad muy cierta, pero si quieres conocer más, no te pierdas este otro artículo sobre Frases de adversidad.

Acierta mal y pensarás.
Abandonar un sueño es como morirse por fascículos. Con la diferencia de que ésta colección no la acabas tú, sino que probablemente sea ella la que acabe contigo.
A ellas les visten como a putas y a nosotros como payasos.
La diferencia entre un diario y una vulgar libreta no está en quién lo escribe, sino en quién lo lee.
Yo sé que soy honesto con lo que hago. Y con lo que vivo. Y en estos momentos vivo una etapa en la que no me da miedo expresarme como soy.
Tienes que vivir como si tu vida fuera un eterno plan B.
Siempre llora antes quien no debe. El llanto, el verdadero llanto, el auténtico jugo de penas, aparece por primera vez siempre en el sitio equivocado.
No escuchamos, ya nadie escucha. Nadie repara lo que dice el otro. Estamos todos sumidos en un inmenso, solitario y ensordecedor silencio, y lo mismo da que nos digan, que nos expliquen, nos cuenten, nos avisen, nos chillen o nos susurren. Monólogos secuenciados que solo guardan breves silencios para esperar impacientemente que el otro acabe.
Yo sé que soy honesto con lo que hago. Y con lo que vivo. Y en estos momentos vivo una etapa en la que no me da miedo expresarme como soy.

Frases de Risto Mejide sobre el amor

Risto Mejide no solo lo deja todo en sus espectáculos, sino también en sus relaciones amorosas, tanto así que tenemos una lista entera con sus mejores frases sobre el amor. ¿Con cuál te quedas?

Tiempos de amor pasteurizado, besos que ni rozan las mejillas y afectos de todo a cien.
Me he enamorado suficientes veces como para cambiar de opinión.
Ya no creo tanto en la felicidad sino en la facilidad. Creo que sólo están a una letra de distancia por algo.
Por cada forma que existe de quererse bien, hay 99 maneras de quererse de mal en peor.
De un simple y puro “te quiero” pasas al “te quiero mucho”, “te quiero como no he querido antes”, “como nunca querré a nadie”, etc. Y es que ese primer “te quiero” se te gastó de tanto usarlo con tanta gente que al final se fue, llevándose cada uno su pedacito de verdad."
Eres de alguna forma como un consolador, me explico: eres perfecta en la ejecución, pero tremendamente fría en el sentimiento.
Desde mi primera gala en Operación Triunfo, hace más de 10 años, lo que ha cambiado es mi relación con la cámara. Yo a la cámara ya no le tengo el miedo que le tenía antes. Antes me tenía que blindar. Me tenía que parapetar detrás de unas gafas oscuras. Hoy también las llevo, pero las he podido llevar transparentes, o… es que ya me da igual. No tengo ese miedo.

Destacamos esta frase de Risto Mejide porque habla sobre la pasión y el amor hacia el trabajo y cómo este empezó desde la duda y el temor, y terminó por transformarlo a como lo conocemos hoy en día: un hombre directo y sin pelos en la lengua. Y si necesitas inspiración, aquí te dejamos más Frases de triunfo.

Que para escribirte, describirte y prescribirte ya no me hace falta ni siquiera la palabra amor.
Por eso, siempre que vuelves a mí lo haces no sólo porque quieres, también porque necesitas que te vuelva a atrapar.
Mía porque por mucho que te tenga, jamás te dejas poseer del todo.
Y cuando llega la noche y no ha ocurrido pienso en el regalo que el destino me ha hecho, dejándome disfrutarte 24 horas más.
Estoy muy enamorado, como he dicho a los cuatro vientos. Por lo tanto, sería muy estúpido por mi parte blindarme y decir no… no, yo sigo siendo el mismo, y sigo poniendo cara agria. No. Estoy como estoy. Y la gente lo ve.

Puede que Risto Mejide sea muy duro y serio, pero también tiene su corazón y este comentario sobre amor lo evidencia. Sin duda, el amor ha cambiado a este hombre.

Y si quieres leer más frases llenas de amor, no te pierdas esta otra selección de Frases de amor.

Mía. Sólo mía. Míísima. Más mía no puedes ser. Y no porque yo te lo diga, sino porque así lo has decidido tú.
El verdadero amor es una auténtica putada. No es todo rosa. Es sufrir. Se sufre cuando se tiene, cuando se pierde, cuando se evoca, cuando se echa de menos, cuando se piensa en el qué dirán, cuando se siente que podría llegar otro y quitártelo.
Las cosas tienen que ir fluidas. Amar tiene que ser fluido. Y trabajar tiene que ser fluido. El fluir con las cosas cada vez me interesa más.
Porque hay tanta gente mejor que yo, que jamás me creí que del todo fueras mía.

Frases de Risto Mejide de El sentimiento negativo

Cerramos nuestra lista con las frases del libro "El sentimiento negativo" que Risto Mejide ha escrito a propósito de cómo lo negativo también afecta positivamente en nuestra vida. ¿Será cierto lo que Mejide nos comunica?

De un simple y puro “te quiero” pasas al “te quiero mucho”, “te quiero como no he querido antes”, ”como nunca querré a nadie”, etc. Y es que ese primer “te quiero” se te gastó de tanto usarlo con tanta gente que al final se fue, llevándose cada uno su pedacito de verdad.
Si tienes piso en propiedad, trabajo estable bien remunerado y una preparación ajustada a tu realidad, es muy probable que no seas joven. Si no sabes lo que es enlazar contratos basura con masters que no ofrecen más salidas que las chicas de la última fila, es muy probable que no seas joven. Y si cuando pones la tele no te encuentras a los que se supone que tienen tu edad, siendo tratados como causantes de todo mal, desde los actos vandálicos al botellón, el ruido, la polución, los grafitis, la anorexia, los okupas, la aintiglobalización o la telebasura, es muy probable que no seas, ni remotamente joven. ¿No le parece increíble que después de todo esto, haya gente joven que aún se empeñe en enamorarse, trabajar, tener hijos, una vida normal e intentar, simplemente, salir adelante?
El día que te das cuenta de que crecer va a significar despedirse de personas, situaciones, emociones, memorias, ilusiones e incluso amigos que se supone iban a estar para toda la vida. El día que ves que crecer significa conocer cada día más gente que ya murió. El día que te das cuenta que te despides mejor que hace un año. Que ya no te sorprende que la gente desaparezca de tu vida. Ese día estás aprendiendo a decir adiós, ese día estás creciendo.
Lo peor no es que nos mientan. Lo peor es que ya estemos acostumbrados. Estamos tan mentidos que incluso la verdad nos parece mentira. Somos carne de opinión. Y hay demasiada gente que prefiere que le piensen las cosas, que se las den mentidas, para no tenérselas que plantear.
No escuchamos, ya nadie escucha. Nadie repara lo que dice el otro. Estamos todos sumidos en un inmenso, solitario y ensordecedor silencio, y lo mismo da que nos digan, que nos expliquen, nos cuenten, nos avisen, nos chillen o nos susurren. Monólogos secuenciados que solo guardan breves silencios para esperar impacientemente que el otro acabe.

Esta es una frase que debemos leer una y otra vez para poder comprender su verdadero significado, y es que de tanta información, de tanta tecnología y redes sociales, nos encontramos tan ensimismados que no escuchamos más que murmullos, y eso genera falta de empatía y egoísmo. Sin duda, una frase que debemos tener muy presente en la actualidad.

Y en contraposición a esta frase de Risto Mejide, aquí te dejamos más Frases de empatía.

Hay amores de película y hay amores de spot. Amores de largometraje y amores que apenas llegan a los veinte segundos. Y, sin embargo, aun así, algunos spots son más bellos que millones de películas juntas. La Gioconda, quizás el cuadro más universal jamás pintado, no pasa de los 55 cm de ancho. Para ser grande, para ser bello, para ser memorable, no hace falta extenderse más allá de lo necesario. El fin siempre justifica los miedos. Quizás por eso hoy me atrevo con una cosmología afectiva sacada de la manga. Quizás por eso hoy me hago trampas al solitario en este pequeño universo que cabe en un sí.
Empecemos por los cuerpos celestes. En esta vida te encontrarás, en esencia y grosso modo, dos tipos de amantes: estrellas y planetas.
Lo que duele no es el dolor. El dolor es sólo una consecuencia. El efecto secundario de algo que nos hizo sufrir y que todavía hoy sigue haciéndolo. Me gustaría que esto que tanto duele fuese lo que me aplasta el pecho y me araña las vísceras y el corazón. Esto que se puede paliar poco a poco, con consejos, amigos, medicamentos, horas, sobremesas y tazas de té. Pero algo me dice que no. Que lo que duele no es el dolor.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es la ausencia. El hueco que deja alguien que ya no está. Echar de menos con contrato indefinido. Y saber que quería llevársela y se la ha llevado, que ya está, que le han ganado la vida esas malditas seis letras que no pienso volver a juntar en mi boca nunca más.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es conocer un vivo menos. Borrar su número del móvil. Tener que frenarme cuando la iba a llamar y recordarme a mí mismo que ya no puedo, que un día pude, que lo hice menos de lo que debía y que ya nadie podrá.
Esta noche se cae Madrid, sí, pero la Comunidad entera.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es recoger los pedazos de quien se queda. No saber consolar a quien más quieres en este mundo. Tratar de estirarle los labios. Con una broma, un chascarrillo, una tontería. Fracasar.

Sin duda esta es una frase muy dura y que deja en evidencia el desgarrador sentimiento que significa la pérdida de un ser querido.

Dile que la he podido olvidar hasta donde se me ha roto el recuerdo. Que la estuve recordando hasta que me agoté de olvido. Mientras tú se lo dices yo te espero aquí, sentado en esta nada. En este dolor. En esta fe. En este antes disfrazado de después. Ah, y no te preocupes. Te guardaré las lágrimas que necesites. Seguro que aún me sobran para los dos.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es la distancia. Este saberse lejos de ti, este llevarte conmigo, ese llevarme contigo y aún así, ser incapaces de llevarnos más. Haber caído con nuestro mayor triunfo. Haber sucumbido ante nuestro mayor logro. Lo mejor que habremos hecho en nuestra vida. Algún día él nos lo explicará.
Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es no saber volverlo a intentar. Matar el nervio y dejar que se desangre la encía. Hablarlo tantas veces y acabarlas todas en ese silencio de punto final. Darnos por imposible. Constatar nuestra propia incompetencia. Seguir doliéndonos. Seguir mal.
Lo que duele no es el dolor. Es todo lo que dejamos atrás. El remolque desbocado de los recuerdos que nos perseguía al mismo ritmo y velocidad. Ahora sólo sabemos que le ha fallado el enganche, los frenos y no tenemos ni idea de en qué momento nos va a atropellar. Ni con qué.
Que se aparten los romeos y julietas, que miren y aprendan los amantes, amando y amados de cualquier época, raza y condición, que tú y yo hemos tocado todos los cielos del primero al séptimo, que tú y yo hemos mordido el polvo de todos los infiernos, que tú y yo nos hemos devuelto a la vida, a la suerte, y a todo lo que pueda haber entre medio.
La lealtad es compromiso. La fidelidad es terquedad. La lealtad es incondicional. La fidelidad es inflexible. La lealtad es no perder de vista los fines. La fidelidad es negarse a que existan más medios que los que en su día escogí. La lealtad es cualquier cosa menos renunciar al destino. La fidelidad es o lo hacemos a mi manera o no hay nada más que hablar. La lealtad está siempre abierta a lo que suceda. La fidelidad cierra todas las puertas y ventanas. La lealtad escucha para avanzar. La fidelidad se hace la sorda, cuando todos sabemos que no lo está.

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